viernes, 5 de agosto de 2011


Estadísticas de desobediencia

¿Has podido asociar, estadísticamente hablando, los fracasos a la desobediencia? Es probable que, si ya eres adult@, puedas hacer memoria de la cantidad de cosas que tus padres te dijeron que no hicieras, o que te advirtieron de sus posibles consecuencias, y que de todas maneras hiciste. ¿En cuántas te fue bien? ¿De cuántas te libraste realmente? ¿De cuántas aún estás pagando las consecuencias, directas o indirectas? Si eres muy joven aún, quizás ni te interese hacer el ejercicio.

Al caer la tarde de ayer, me llegó una noticia triste de un jovencito, de alguien que vi crecer, que en muchas ocasiones vi personalmente desafiar las advertencias de sus padres y maestros, pero que ayer terminó siendo parte de las estadísticas mortales por una desobediencia. Hoy, la familia y relacionados lloran las consecuencias de un desafío. Quizás también a ti te llegue a la memoria alguien que, quizás no es parte de una estadística mortal, pero que sí forma parte de las estadísticas de vicios, embarazos no deseados, accidentes u otro de esos que “marcan” para el resto de la vida… todo por desafiar y decir: “…a mí no me pasará”.

La desobediencia, de cualquier tipo, pero sobre todo la desobediencia a Dios, paga; tarde o temprano paga. Muchas veces no asociamos una cosa hoy con una desobediencia de hace un tiempo, pero que si hacemos el “árbol genealógico” de esta, encontraremos la abuela, bisabuela o tatarabuela desobediencia que hoy pagamos.

¡Cuidado con los desafíos! y más a Dios y sus advertencias. Muchas las podrás contar; una la podrían contar por ti.

Colosenses 3:5-6
Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría; cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia


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